Noticias
Comerciantes, religiosos, científicos, diplomáticos, soldados y aventureros, circulaban por este camino llevando seda y mercancías como porcelana, hierro o té. Además de esto, la Ruta de la Seda representó un camino de difusión de ideas y conocimientos.
En Castellón, Valencia y Alicante encontramos numerosos vestigios de la importancia de la seda que merece la pena conocer y visitar. La seda llegó de la mano de los árabes, fue la industria más potente de la ciudad y en el momento de máximo esplendor empleaba a unas veinticinco mil personas.
Para conocer de cerca el oficio y la importancia de la seda podemos visitar la Lonja de los Mercaderes, una obra maestra del gótico civil mediterráneo que fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996. Seguiremos por el Barrio de Velluters (cuyo significado es “artesanos de la seda”), donde se asentaron los maestros sederos, que compartían en un mismo edificio la vivienda y el taller. En este barrio encontramos el Colegio del Arte Mayor de la Seda donde podremos contemplar telas y otros enseres y comprar productos como pañuelos, bolsos y abanicos.
En algunos pueblos de la Comunitat Valenciana aún se fabrica seda, elaborada en algunos casos con telares del siglo XVIII en los que se continúa tejiendo, sin ningún tipo de mecanización, telas de seda que en la mayor parte de los casos se destinan a la confección del traje regional. Estos antiguos telares pueden verse en el Museo de la seda de Moncada, en Castellón podemos seguir el rastro del camino de los gusanos de seda, en Orihuela los bosques de moreras (hoy palmeral) y en Dénia, el primer punto de Al Andalús donde encontramos la memoria de la seda.