La ciudad
Alicante (en valenciano y cooficialmente Alacant) es una ciudad y municipio español, capital de la provincia homónima, una de las tres que conforman la Comunidad Valenciana. Es una ciudad portuaria situada en la costa mediterránea. Por su población, de 329 988 habitantes (INE 2017), es el segundo municipio más poblado de la comunidad autónoma y el undécimo del país. También se trata del octavo núcleo urbano más poblado del país, por detrás de Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga y Bilbao. Forma una conurbación de 452.462 habitantes con muchas de las localidades de la comarca del Campo de Alicante: San Vicente del Raspeig, San Juan de Alicante, Muchamiel y Campello. Estadísticamente se asocia también al área metropolitana de Alicante-Elche, que cuenta con 757.085 habitantes. Ciudad eminentemente turística y de servicios, es uno de los destinos turísticos más importantes de España.
La ciudad ostenta este título desde 1490 concedido por Fernando II de Aragón, además de los títulos de «Muy Ilustre Fiel y Siempre Heroica Ciudad de Alicante». Las dos primeras le fueron concedidas por Felipe V; bastante más tarde le llegaría la de Heroica, que le otorgó Alfonso XII según real decreto aparecido en el Boletín Oficial de la Provincia el viernes 10 de junio de 1881. Con anterioridad Alfonso X de Castilla ya la había distinguido con las de Leal y Esforzada. Posteriormente fue Carlos I quien, junto con el Toisón de Oro para la orla de sus armas, concedido en el año 1524, confirmó también a su municipio el tratamiento de excelencia.
Toponimia
El primer topónimo que se conoce, en relación con Alicante, es el griego de Akra Leuké, referido a una factoría o asentamiento cartaginense anterior, cuyo nombre púnico se desconoce. Aunque no se tiene certeza, se cree que se trata del mismo lugar al que las primeras fuentes romanas denominan Castrum Album («fortaleza blanca»). Por mucho que no se haya confirmado que se trate de la misma ciudad, parece clara la relación etimológica entre Akra Leuké y la posterior denominación latina de Lucentum o Leukante, relacionada con el Tossal de Manises Con la llegada de los árabes, esta denominación evolucionó a medina Laqant o al-Laqant, denominación que se retuvo en la forma valenciana Alacant y que se castellanizó en Alicante.
Símbolos
El escudo de la ciudad de Alicante es uno de sus símbolos representativos, que aunque sin estar regulado según la normativa autonómica, es descrito en diversos tratados de heráldica de manera diferente, asociado también en algunos periodos, a las armas propias de la provincia. Así, Francisco Piferrer en su Nobiliario de los reinos y señoríos de España lo describe como un castillo sobre un peñasco bañado por las olas del mar, y en el jefe, las cuatro barras de Aragón. Más recientemente, Vicente de Cadenas, cronista de armas de España fallecido en 2005, lo describe incluyendo la orden del Toisón de Oro y timbrado, como corresponde a la tradición de las capitales de provincia, con una corona real cerrada. Este autor también asocia al peñasco con una figura humana, alusión a la popularmente conocida como peña del moro, y letras representativas del lema Acra Leuka, Lucentum Alicante, que refleja en color oro:
En campo de gules, sobre ondas de azur y plata, una peña de rostro humano, sumada de un castillo de oro, almenado, mazonado y aclarado de gules, sumado a su vez de un losange, de oro, con cuatro palos de gules, y acompañado a la diestra por las letras A y L (Acra Leuka), y a la siniestra L y A (Lucentum Alicante) de oro y puestas en palo. Rodea al escudo el toisón de oro.
Vicente de Cadenas
Bajo la alcaldía de Lassaletta, el Ayuntamiento de Alicante realiza una consulta al heraldista local Félix Ortiz, sobre la cuestión de las letras y su disposición en el escudo. Como respuesta a ello, dicho autor publica su estudio «El escudo heráldico municipal de Alicante» en el que se compone el escudo con corona abierta, de acuerdo con las normas del Consejo Técnico de Heráldica valenciano, y sin las letras alusivas al lema en latín, por considerar como añadidos personales de diferentes cronistas de la ciudad en cada época. A pesar de ello, el Ayuntamiento viene empleando una representación heráldica en el que, si bien la corona es abierta, sigue recogiéndose las letras «A-L-L-A» (Akra Leuka-Lucentum-Alicante).
Geografía física
La ciudad se halla a orillas del Mediterráneo, en una planicie sorteada por una serie de colinas y elevaciones. El monte Benacantil, con 169 m de altura, sobre el que se asienta el Castillo de Santa Bárbara, domina la fachada urbana y constituye la imagen más característica de la urbe. En esta encontramos también el Tossal, donde se asienta el castillo de San Fernando, la sierra de San Julián o Serra Grossa, las lomas del Garbinet y el Tossal de Manises. Entre estas discurren barrancos y vaguadas, algunos completamente ocultos por el crecimiento urbano como las ramblas de Canicia, Bon Hivern o San Blas-Benalúa; otras, de más envergadura, se hallan canalizadas como la Rambla de las Ovejas o la del Juncaret. Al sur de la ciudad hay una zona pantanosa, el saladar de Agua Amarga y al noroeste se encuentran las Lagunas de Rabasa.
Playa de San Juan.
En la línea de costa cabe señalar las playas que son, de norte a sur: San Juan, La Almadraba, La Albufereta, El Postiguet, Agua Amarga, El Saladar, y las de la isla de Tabarca. Entre las playas de La Albufereta y la de San Juan está el Cabo de la Huerta, con numerosas calas: Calabarda, Cantalares, Los Judíos, La Palmera.
Hay un gran desnivel dentro de la misma ciudad: mientras que el ayuntamiento está a 0 m y se toma como referencia para medir la altura de cualquier punto de España, hay barrios al mismo nivel, como la Playa de San Juan, otros a más altura como el Pla del Bon Repós y San Blas a 30 m, Los Ángeles a 75 m o la Ciudad Jardín del General Marvá y Virgen del Remedio a más de 80 metros.
El término municipal abarca poco más de 200 km² y destaca como máxima elevación los 1.209 m del Cabezón de Oro. También hay montes de menor altura como las sierras de las Águilas, La Alcoraya, Mediana, Fontcalent (426 m), Sancho y los Tajos, que separan Alicante de las comarcas del Vinalopó. Estas elevaciones son formaciones compuestas por materiales calizos, margas y areniscas. En cuanto a la hidrografía cabe señalar las cuencas del río Monnegre o Seco y de la Rambla de las Ovejas. Destaca también la isla de Tabarca, frente al cabo de Santa Pola y que forma parte del municipio
Clima
Alicante cuenta con un clima semiárido cálido, con temperaturas suaves a lo largo del año y lluvias escasas, concentradas en los periodos equinocciales. De acuerdo a la clasificación climática de Köppen el clima de Alicante es, en general, de tipo BSh (semiárido cálido), ya que la temperatura media anual se situó por encima de los 18 °C en el periodo de referencia 1981-2010 de AEMET.
Los inviernos son suaves. El mes más frío (enero) presenta una temperatura media de 12 °C, unas máximas de unos 17 °C y mínimas de entre 6 y 7 °C. Las heladas son muy raras, suelen ser muy ligeras y no ocurren todos los años (la mínima registrada en los últimos 35 años fue de -1.6 ºC, aunque casi nunca suele bajar de -1 ºC) y la nieve es prácticamente desconocida en la ciudad; ya que en 1926 ocurrió la última nevada ligera dentro de la ciudad.1 Los veranos son cálidos, siendo agosto el mes más cálido, con unas medias de alrededor de los 26 °C. En este mes las máximas no son demasiado altas (debido a la influencia marítima), situándose incluso algo por debajo de los 31 °C y siendo por tanto más suaves que en gran parte del centro y sur peninsular. Sin embargo las noches suelen ser tropicales en julio y agosto, con una media de las mínimas que superan incluso los 21 °C. La amplitud térmica diaria es pequeña (de unos 10 °C), aunque en episodios ocasionales de viento de poniente puede superar los 15 °C. La oscilación térmica anual es también reducida, rondando los 14 °C.
Las precipitaciones anuales son escasas, apenas superando los 300 mm y con una gran irregularidad. Los meses de junio a agosto resultan muy secos (con una media de unos 4 mm en julio), en contraste con los meses más lluviosos: septiembre y octubre, debido a las lluvias torrenciales causadas por la gota fría, que han llegado a superar en varias ocasiones los 200 mm en 24 horas causando severas inundaciones. Esta irregularidad es lo que explica que al año solo haya 37 días de lluvia al año. Desde que se tienen registros históricos, en 1934, las tres jornadas de lluvias más copiosas en la capital alicantina han sido: la del 30 de septiembre de 1997, con 270,3 mm, debido a una gota fría. La ciudad se inundó y cinco personas fallecieron. A esa fecha le sigue el 20 de octubre de 1982, con 233,1 mm, y la tercera jornada más lluviosa en la ciudad ha sido la noche del 13 al 14 de marzo de 2017 con 137 mm.
Debido a que Alicante es una ciudad costera, la humedad media anual es alta (en torno al 66%), variando poco a lo largo del año.
Naturaleza
Flora: madroño, palmito, hierba de San Juan, mirto, carrasca, nogal, astrágalo hispánico, rabo de gato y tomillo.
Fauna: en la ciudad de Alicante y los municipios limítrofes pueden observarse conejos, liebres, muflones, perdices, tordos, tórtolas, torcaces, merlas, comadrejas, jabalíes, perros salvajes, gatos monteses, patos, ratones de campo y teuladis.
Caso aparte es la isla de Tabarca, que se caracteriza por la riqueza en especies y en ella priman tanto los artrópodos como los vertebrados. Destacan especies como el eslizón ibérico, Chalcides bedriagai, y del dermáptero Anisolabis marítima, localizado en pequeñas playas. La isla cuenta con algunas especies exclusivas del lugar como Cryptocefalus espagnoli y Brachynema espagnoli. Sí llama la atención la gran cantidad de aves marinas, como el cormorán moñudo, el alcatraz común, la gaviota de Audouin y el paiño común.
Medio Marino
Isla de Tabarca
Desde su protección en 1986 los fondos marinos de Tabarca presenten una escasa contaminación por aguas residuales, siendo un enclave magnífico para el desarrollo de comunidades de algas feofíceas del género Cystoseira y especies de carácter tropical como Hypnea cervicornis, Penicillus capitatus y Anadyomene stellata. Se encuentran muy desarrolladas las praderas de fanerógamas marinas, con plantas de los géneros Cymodocea y Posidonia, particularmente la Posidonia oceánica que abarcan todo el contorno de la isla entre 0 a 30 metros. Esta pradera de Posidonia presenta una abundante y rica fauna vágil –con peces como la salpa o la oblada–. Las poblaciones de grandes crustáceos reptadores como la langosta y la cigarra de mar que han aumentado significativamente.
Vista de la Isla de Tabarca.
Son frecuentes en la zona de la isla de Tabarca ejemplares adultos de tortuga boba, Caretta caretta. Entre los peces de las aguas de la isla de Tabarca destacan los grandes serránidos como el dot, el cherne, el mero y el "gitano" y los grandes espáridos como la dorada, el pargo y el dentón. Entre los invertebrados de interés faunístico, destacan los moluscos vermétidos que construyen atolones y pequeñas plataformas en toda la plataforma de abrasión de la isla. También destacan las gorgonias, las nacras, los abundantes cangrejos, las caracolas, las esponjas, los erizos de mar y las estrellas de mar.
Historia
Prehistoria y Edad Antigua
Vista del puerto y el Castillo de Santa Bárbara.
Los orígenes del asentamiento urbano en la huerta y alrededores de Alicante se remontan a la aparición de poblados íberos que datan del siglo III a.C, en estrecha relación con factorías comerciales griegas, principalmente la de los Baños de la Reina en El Campello. Y es que son colonos de Focea (polis griega en Asia Menor) los que tomaron como referencia marítima para la navegación de cabotaje al monte Benacantil llamándolo Akra Leuka («Promontorio Blanco»), si bien no hay certeza de edificaciones hasta que Amilcar Barca situó allí su principal acuartelamiento poco antes de la segunda guerra púnica al valorar las posibilidades que ofrecía como asentamiento militar su cima.
En el 201 a. C. los romanos capturan la ciudad íbera conocida como Leukante o Leukanto (Lucentum es una latinización del nombre original que solo existió en los mapas romanos) que contaba con un aceptable puerto marítimo-fluvial en la desembocadura del barranco de la Albufereta. Este será el primer solar de lo que con el tiempo se convertiría en Alicante.
Hacia la época del final del dominio romano el encenagamiento del torrente que desemboca junto al poblado de Leucante (Lucentum) hace que deje de ser adecuado como el puerto y queda el asentamiento rodeado de marismas y pantanos palúdicos insalubres, por lo que su población se va desplazando progresivamente hacia las faldas del Benacantil, dando lugar al verdadero origen del actual casco urbano.
Edad Media
Dominio islámico
Entre el 718 y el 4 de diciembre de 1248 la ciudad cae bajo dominio islámico, pasando a llamarse Medina Laqant o Al-Laqant (obsérvese que el topónimo valenciano es Alacant). Durante este periodo, la ciudad siguió los destinos de Al-Ándalus y tras el desmembramiento del Califato de Córdoba perteneció a las Taifas de Denia y Almería. Hoy en día pueden observarse restos arqueológicos de la medina islámica junto al ayuntamiento de la ciudad.
Reconquista cristiana
En virtud del Tratado de Cazola (Soria, 1179) entre Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón, la frontera meridional de Aragón se fijaba en la línea que une Biar, Castalla, Jijona y Calpe. Por lo tanto Alicante pertenecía a la zona de expansión castellana. En el año 1243, el gobernante musulmán de la Taifa de Murcia, Muhamad ben Hud, firmó el Tratado de Alcaraz con el infante Don Alfonso, que después se convertiría en el rey Alfonso X el Sabio, por el cual el reino musulmán de Murcia se ponía bajo protectorado castellano,...con la ciudad de Murcia y todos sus castillos desde Alicante fasta Lorca y fasta Chinchilla...
Barrio de Santa Cruz desde las laderas del Castillo de Santa Bárbara.
Aunque en principio se procedió a repoblar la ciudad, la carencia de suficientes pobladores cristianos unido a razones económicas prolongó la permanencia de la población musulmana. Sin embargo, el gobernador de Alicante, Zayyan ibn Mardanish, no aceptó el pacto y fue obligado, acompañado de muchos pobladores, a abandonar el área en 1247, fecha en la que comienza la soberanía castellana de Alicante. La conquista militar se finalizó el 4 de diciembre de 1248 con las tropas del rey castellano, comandadas por su hijo el infante Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio. Por el Tratado de Almizra firmado en 1244 entre los reyes de Castilla y de Aragón, en el que se fijaron los límites de la expansión de sus respectivos dominios en la línea de Biar a Villajoyosa, Alicante permaneció bajo soberanía castellana por espacio de 48 años. El infante Alfonso X el Sabio, una vez tomada la villa a los andalusíes, conmemora la victoria denominando al castillo árabe construido sobre el monte Banu-l-Qatil (de donde proviene «Benacantil») «de Santa Bárbara», por coincidir esta festividad con el día de la toma de la ciudad por la cristiandad.
Corona de Castilla (1248-1296)
Desde el principio, Alfonso X el Sabio intentó establecer en Alicante un grupo de cristianos numeroso dada la importancia militar y mercantil de la villa, pero el proceso repoblador fue lento y se prolongó a lo largo de todo el siglo XIII, aunque está poco documentado a causa de la desaparición de los Libros de Reparto. Los repobladores cristianos, principalmente castellanos y leoneses, recibieron todo tipo de privilegios y franquicias para facilitar su asentamiento. Con esta finalidad de asegurar mejor su creciente poblamiento e impulsar más activamente su mayor promoción económica y comercial, en agosto de 1252 Alfonso X otorgó a la ciudad el Fuero Real, muy parecido al de Córdoba. Dotó a la villa de un concejo fuerte, de numerosas exenciones fiscales y de un amplio término municipal, que abarcaba los municipios actuales de Agost, Monforte del Cid, Aspe, Novelda, Elda, Petrel, Busot, Aguas de Busot, El Campello, Muchamiel, San Juan y San Vicente del Raspeig. Además, el rey castellano dispensó grandes medidas de favor al puerto de Alicante, considerado de gran valor estratégico.
Entre 1264 y 1266 Alicante estuvo inmersa en una rebelión mudéjar que se extendió por casi todo el Reino de Murcia; el rey castellano, empleado entonces en el asedio de Niebla, solicitó ayuda a su suegro Jaime I de Aragón para sofocarla. Este intervino rápidamente y redujo todas las ciudades rebeladas a la aceptación de la soberanía castellana, aunque dejando a más de 10.000 aragoneses y catalanes en el Reino de Murcia y la preponderancia de la población de origen aragonés y catalán a partir de aquel momento.
Corona de Aragón (1296-1707)
Debido a una crisis dinástica por la sucesión de Sancho IV el Bravo, el infante Alfonso de la Cerda, un aspirante ilegítimo a la Corona de Castilla, pidió ayuda a Jaime II de Aragón a cambio de donarle, en caso de conseguir la Corona, el Reino de Murcia, según los acuerdos secretos de Calatayud (1289), Ariza (enero de 1296) y Serón (febrero de 1296). Aprovechando la situación, Jaime II procedió a la conquista del Reino de Murcia.
Plaza Santísima Faz, en el Casco Antiguo.
Alicante fue conquistada el 22 de abril de 1296, a pesar de la resistencia del alcaide del castillo Nicolás Peris, terminando con la soberanía castellana. La conquista fue, en parte, facilitada por los colonos cristianos de origen catalán o aragonés asentados en Alicante tras sofocar la rebelión morisca, el año 1266, llevada a cabo por Jaime I de Aragón (como, por ejemplo, la ayuda de la familia Torregrossa, de cuyo escudo se basa el actual blasón de la ciudad). Aun así, Jaime II respetó los privilegios e instituciones anteriores aunque adaptándolas a la nueva situación política, particularmente después de la incorporación de Alicante, y el resto de comarcas limítrofes al Reino de Valencia mediante la modificación de lo fijado en el Tratado de Almizra (Sentencia Arbitral de Torrellas, 1304 y Tratado de Elche, 1305).
La repoblación cristiana continuó, esta vez con catalanes y, en menor medida, aragoneses, con una velocidad y número mayores, por lo cual la población originariamente castellana quedó en minoría entre la población cristiana. Aun así, hasta la primera expulsión de los moriscos, la población de origen árabe era mayoritaria en comparación con los cristianos.
Real Provisión que permite establecerse y poblar la ciudad y huerta de Alicante a los mudéjares (1430).
El crecimiento de principios de siglo XIV se vería truncado a partir de 1333, cuando ya el hambre se dejó sentir en Alicante, primera señal de la crisis que se acercaba: la Guerra de la Unión (1348), la Peste Negra (1348) y la Guerra de los Dos Pedros (Pedro I de Castilla y Pedro IV de Aragón) entre 1356 y 1366 que tuvo en Alicante uno de sus principales escenarios. La villa estuvo en manos castellanas y parte de la población emigró, murió o cayó cautiva. Como consecuencia de ello, la población se vio reducida a la mitad, al igual que en otras ciudades del Reino de Valencia. Con la paz se inicia la reconstrucción social y económica aunque los mudéjares prácticamente desaparecieron y los judíos fueron una minoría. Pedro IV el Ceremonioso dictó numerosas medidas para reactivar la economía y la paz social, aunque esto no evitó el ataque contra los judíos de 1391 que acabó con la presencia de esta comunidad en la sociedad alicantina.
Durante el siglo XV Alicante continuó creciendo y una próspera agricultura orientada hacia la exportación (vino, frutos secos, esparto) impulsó un notable desarrollo del puerto y una clase media que controlaba el gobierno municipal. El único conflicto bélico fue la guerra con Castilla de 1430 que no tuvo excesivas consecuencias. La población continuó en aumento y este progreso sirvió de justificación a Fernando el Católico para otorgarle el título de ciudad en 1490.
Edad Moderna
En 1510 Alicante era la quinta ciudad del Reino de Valencia. Desde la obtención del título de ciudad el desarrollo institucional, económico y demográfico de Alicante fue palpable. El puerto se convirtió durante la Edad Moderna en el más importante del Reino de Valencia y propició el asentamiento de colonias de comerciantes extranjeros que imprimieron un gran dinamismo al tráfico mercantil. La construcción del embalse de Tibi a finales del siglo XVI permitió asegurar la producción de la huerta cercana a la ciudad, cuyo producto principal era la uva, y por consiguiente el vino, junto con la barrilla, el esparto y los frutos secos. El puerto además se convirtió en punto de salida de los productos de La Mancha y en un eficaz redistribuidor de algunos productos coloniales y de salazones llegados del norte de Europa. El desarrollo económico permitió a Alicante arrebatar a Orihuela, en 1647, la capital de la Bailía meridional valenciana y posteriormente, en 1785, la creación de un Consulado del Mar independiente del de Valencia.
Alicante fue objetivo militar en prácticamente todos los conflictos bélicos. Así fue casi destruida en 1691 por la escuadra francesa que dirigía el almirante D'Estrées y durante la Guerra de Sucesión fue ocupada alternativamente por austracistas y borbónicos. La voladura parcial del Castillo de Santa Bárbara por parte del caballero D'Asfelt determinó la salida de los aliados de la ciudad y el triunfo borbónico en esta parte del Reino de Valencia. La Guerra de Independencia dejó también sus secuelas como consecuencia de la crisis de subsistencia y de los gastos militares, se construyeron nuevas murallas y el Castillo de San Fernando, aunque las tropas francesas no llegaron a ocupar la ciudad.
Época Contemporánea
Siglo XIX
El talante abierto y liberal de los alicantinos se manifestó a lo largo del siglo XIX. Muestras de ello son el gozo popular por la Constitución española de 1812 y la desaparición de la Inquisición, las grandes dificultades para formar un batallón de voluntarios realistas en 1824 para reprimir a los liberales, la rebelión de Boné liderada por Pantaleón Boné en 1844, el apoyo a la Vicalvarada (1854) y al pronunciamiento de septiembre de 1868 que dio paso al Sexenio Revolucionario. El primer club republicano se abrió en Alicante alrededor de noviembre de 1868, y esta tendencia política triunfó en las elecciones municipales de 1870.
Plaza de los Luceros.
Debido a su condición de ciudad portuaria fueron frecuentes las epidemias. Una de las más recordadas fue la del cólera-morbo de 1854 (véase: Pandemias de cólera en España). En esta epidemia destacó por encima de todos el Gobernador Civil Trino González de Quijano que heroicamente entregó su vida defendiendo y ayudando, durante los 24 días de su mandato, a los enfermos de toda la provincia. Fallecería víctima de la epidemia el 15 de septiembre de 1854. En recuerdo se le levantó un mausoleo en el que descansan sus restos en el centro de la Plaza de Santa Teresa.
La provincia de Alicante nació como tal en las Cortes liberales de 1822, y correspondía con la antigua Bailía meridional valenciana, si bien fue ampliada en 1833 con parte de la desaparecida provincia de Játiva y los municipios de Villena y Sax. En 1847 comienza la ampliación del puerto, y en 1858 finaliza la construcción del ferrocarril entre Alicante y Madrid con el enlace Alicante-Almansa. Entre 1854 y 1878 se derruyeron las murallas de la ciudad.
El 1 de febrero de 1893 el ayuntamiento adoptó la bandera naval de Alicante, como bandera de la ciudad.
Siglo XX
Durante el periodo 1920–1935 la economía alicantina se decantó por la industria mientras la agricultura se sumía en una segunda crisis. Alicante fue una de las ciudades donde los republicanos ganaron las elecciones municipales de 1931 y durante toda la II República los partidos de izquierdas mantuvieron una mayoría holgada, tanto en la ciudad como en la provincia. El primer alcalde de este periodo fue Lorenzo Carbonell Santacruz, elegido en la candidatura republicano-socialista, que con un 81% de votos realizó diversos proyectos urbanísticos de importancia y fomentó la construcción de escuelas públicas. En 1933, con la llegada del sufragio universal, votaron por primera vez las mujeres alicantinas, ganando el PSOE y en las elecciones generales del 16 de febrero de 1936 triunfó el Frente Popular con un 80,72% de votos.
Marina Deportiva de Alicante.
En el inicio de la Guerra Civil española, el bando sublevado fracasó en un intento de poner sitio a la ciudad desde Orihuela y otras poblaciones de la Vega Baja. Otro suceso importante fue el fusilamiento del dirigente falangista José Antonio Primo de Rivera, que se encontraba preso en Alicante, el 20 de noviembre de 1936. Como represalia Alicante sufrió el famoso "bombardeo de las ocho horas" pocos días después.
Alicante, vista aérea en 1932.
La ciudad sufrió durante la guerra 71 bombardeos que causaron la muerte a 481 personas y el derrumbe de 705 edificios. El ataque que causó más víctimas fue el Bombardeo del 25 de mayo realizado por aviones italianos Savoia a las 11 horas del domingo 25 de mayo de 1938 cuando, tras soltar 90 bombas, murieron 313 personas, en gran parte mujeres y niños que se encontraban en el Mercado Central. Muchos historiadores actuales[cita requerida] sobre la Guerra Civil española coinciden en equipararlo con el Bombardeo de Guernica.
A pesar de los bombardeos, la ciudad permaneció fiel a la República hasta el final de la Guerra y por ello fue objeto de técnicas de debilitamiento psicológico como por ejemplo el lanzamiento de pan blanco envuelto en lemas fascistas en época de hambre. Puesto que Alicante fue de las últimas ciudades en caer en manos de las tropas franquistas, en el puerto se vivieron escenas dramáticas entre los que esperaban buques para partir al exilio; había orden de matar a toda persona que se encontrara en la zona intentando huir, los buques extranjeros no aceptaban recoger a nadie debido a la amenaza existente sobre el hundimiento de cualquier barco que recogiera exiliados; los únicos barcos que corrieron el riesgo por salvar a la población civil fueron los argelinos y otros barcos como el Stanbrook que partió del puerto sobrecargado. Centenares de alicantinos partieron hacia Orán, creando una colonia estable y un hermanamiento entre las dos ciudades que todavía hoy persiste.
Vista de la calle Arquitecto Morell, Alicante, durante las inundaciones de 1997.
En la tarde-noche del 30 de marzo de 1939 entraban en la ciudad las unidades de la División Littorio, comandada por el general Gambara, con un ostentoso desfile delante del Ayuntamiento y las principales calles de la ciudad. La represión consecuente fue considerable al considerarse la ciudad y la provincia como «rojas». Los últimos detenidos republicanos en la guerra lo fueron en el puerto de Alicante, y la mayoría sufrieron la estancia en el campo de concentración de Los Almendros. Al terminar la guerra, el alcalde Luciáñez propuso que la ciudad pasara a llamarse Alicante de José Antonio. Pese a aprobarse nunca llegó a producirse el cambio.
La década de los sesenta trajo el desarrollo económico y el crecimiento demográfico que continuó en las décadas siguientes. La economía evolucionó hacia el sector servicios, especialmente hacia el turismo, y se produjo el mayor desarrollo urbanístico de la ciudad, con el nacimiento de nuevos barrios en el extrarradio.
Con la llegada de la democracia el gobierno de la ciudad pasaría a manos del PSPV-PSOE desde 1979 hasta 1995, después el gobierno pasó a manos del PP desde 1995 hasta 2015, cuando el PSPV-PSOE recuperó la alcaldía después de veinte años. En la década de los ochenta se trató de solucionar el caos urbanístico mediante la creación de nuevas vías de comunicación (Gran Vía, Vía Parque) y la dotación a la ciudad de centros de salud, colegios públicos, institutos, centros sociales y demás servicios municipales, en especial en algunos barrios que nacieron en la etapa desarrollista.
Un problema debido a no tener en consideración las características del clima mediterráneo, durante la fase de urbanismo, son las inundaciones. Ya que los agentes urbanizadores desarrollaban los terrenos de los que eran titulares, en muchos casos siendo barrios aislados con espacios entre ellos que se fueron rellenando con los años, aunque todavía hoy quedan espacios sin uso. Esta ausencia de planificación y regulación urbanística eficaz, así como la no consideración de los riesgos del clima mediterráneo como son las precipitaciones de fuerte intensidad horaria; han causado afecciones reiterativas en la ciudad, principalmente en otoño donde se dan los máximos pluviométricos, y en primavera. De hecho el 19 de octubre de 1982 caían 220 mm en la ciudad, un nuevo récord de lluvia en menos de 24 horas que causó numerosas pérdidas materiales. La Rambla de las Ovejas llegaría a 400 m³/s, su máximo histórico, y sembraría el caos en el barrio de San Gabriel, con dos muertos, lo que motivó que tras la riada fuese canalizado el tramo final de la rambla.
El 30 de septiembre de 1997 se vuelve a batir el récord de lluvia con 270 mm y la ciudad sufrió las peores inundaciones de su historia, con cuatro muertos y una altura de las aguas que en algunos barrios como Playa San Juan o San Agustín superaron el metro. Se decretó un día de luto oficial en el que las autoridades se dedicaron a drenar las aguas que anegaban barrios enteros. Las pérdidas económicas fueron cuantiosas, sobre todo en el centro de la ciudad y las playas, lo que motivó un gran plan de defensa contra las riadas para prevenir a la ciudad de repetir una situación similar.
Costa de Alicante
Siglo XX
Salida desde Alicante de la Volvo Ocean Race 2008/09.
Con el nuevo siglo, Alicante ha conocido un crecimiento demográfico excepcional fruto de la llegada de inmigrantes. Esto, unido a que las generaciones más numerosas son las que actualmente están buscando vivienda, ha causado un nuevo auge urbanístico que conlleva una expansión urbana.
Un elemento fundamental de las comunicaciones es el TRAM Metropolitano de Alicante, una combinación de tranvía y metro ligero que es subterráneo en algunos tramos. Ya se ha conectado el centro de la ciudad de Alicante con Benidorm y San Vicente del Raspeig, y se espera que esta línea se prolongue hacia las localidades del norte de la provincia (Denia). En el futuro se espera que se conecte con el Aeropuerto de Alicante-Elche, con el IFA, y con la vecina ciudad de Elche. La Avenida de Denia (entrada norte de la ciudad) fue totalmente remodelada en la primera década del siglo, incorporando elementos arquitectónicos y glorietas y la avenida de Elche (entrada sur de la ciudad) lo ha sido en la segunda.
Por otro lado, en la zona sur de la ciudad se construyeron los estudios de cine Ciudad de la Luz, donde entre 2006 y 2012 se rodaban películas y series de ámbito nacional e internacional, pero que finalmente entraron en desuso por la falta de proyectos que rentabilizaran la inversión realizada. Otros proyectos que se están llevando a cabo son la expansión de la Universidad de Alicante dentro del término municipal, o la organización de eventos deportivos como la Volvo Ocean Race.